Palabras
Desde que nos separamos ese fin de año -el último-, nada volvió a ser igual. Vos seguiste tu camino, yo el mio... eramos totalmente distintos en cuanto a buscar un futuro. Vos necesitabas que la gente te viera y yo necesitaba, contar que era lo que vos hacías.
Los primeros dos años, intentamos seguir esa rutina salvaje, a la que estábamos acostumbrados desde hace ya 10 años. Pero las ganas nos jugaban una mala pasada y las obligaciones empezaron a sacarnos tiempo, a los dos.
Vos comenzaste a estudiar arte en la UBA, yo periodismo en la Kennedy... los horarios no eran como antes. Yo curzaba de mañana y vos de tarde, para la noche... estabamos arruinados y sin ganas de salir a charlar.
Las nuevas amistades empezaron a tejer un futuro raro para los dos... cuando nos veíamos me contabas de Juan y Marcos; y yo de Fernando y Flavia. Celos, inevitablemente. Vos contando anécdotas de gente que no ubicaba y yo estaba en la misma.
Recuerdo que nunca te había dicho lo importante que eras en mi vida y quién eras en mi vida, pero hubo un día que sí lo hicimos. Fue el 24 de enero a la madrugada, ¿te acordás?... como no te vas acordar...
Estabamos en Gessel, en la terraza del departamento que habiamos alquilado con tu viejo... esa noche, después de varias birras encima... nos miramos a los ojos y desnudamos el corazón.
Te miré y te dije: te quiero como a un hermano, sos muy importante y todos éstos años juntos, nadie me los va a sacar de la memoria y menos de la retina.
Vos me contestastes "que era una de las personas que más admirabas, que nada ni nadie podía ocupar el lugar que yo ocupaba"... te contesté un "gracias por lo que me decís" y nos dimos un abrazo que todavía lo siento. Sí, nos abrazamos fuerte, como imaginando que algo de todo eso podía arrebatarse en cuestión de segundos.
Bajamos de la terraza y empezamos a caminar por la 49, rumbo a la playa... caminamos dos cuadras de cara al mar... llegamos a la orilla y me susurraste, "nademos un rato". Te contesté que no, que eran las 4 de la mañana y no era seguro, te me reiste en la cara. Caminaste hacía mi y volviste a abrazarme...
Corriste hacía el agua...
Por lo menos pude decirte lo que eras para mi y vos lo que yo era para vos... el recuerdo de nuestra amistad, es lo mejor que pudimos robarle al destino.
25/01/02... "en memoria de un inolvidable amigo"
Los primeros dos años, intentamos seguir esa rutina salvaje, a la que estábamos acostumbrados desde hace ya 10 años. Pero las ganas nos jugaban una mala pasada y las obligaciones empezaron a sacarnos tiempo, a los dos.
Vos comenzaste a estudiar arte en la UBA, yo periodismo en la Kennedy... los horarios no eran como antes. Yo curzaba de mañana y vos de tarde, para la noche... estabamos arruinados y sin ganas de salir a charlar.
Las nuevas amistades empezaron a tejer un futuro raro para los dos... cuando nos veíamos me contabas de Juan y Marcos; y yo de Fernando y Flavia. Celos, inevitablemente. Vos contando anécdotas de gente que no ubicaba y yo estaba en la misma.
Recuerdo que nunca te había dicho lo importante que eras en mi vida y quién eras en mi vida, pero hubo un día que sí lo hicimos. Fue el 24 de enero a la madrugada, ¿te acordás?... como no te vas acordar...
Estabamos en Gessel, en la terraza del departamento que habiamos alquilado con tu viejo... esa noche, después de varias birras encima... nos miramos a los ojos y desnudamos el corazón.
Te miré y te dije: te quiero como a un hermano, sos muy importante y todos éstos años juntos, nadie me los va a sacar de la memoria y menos de la retina.
Vos me contestastes "que era una de las personas que más admirabas, que nada ni nadie podía ocupar el lugar que yo ocupaba"... te contesté un "gracias por lo que me decís" y nos dimos un abrazo que todavía lo siento. Sí, nos abrazamos fuerte, como imaginando que algo de todo eso podía arrebatarse en cuestión de segundos.
Bajamos de la terraza y empezamos a caminar por la 49, rumbo a la playa... caminamos dos cuadras de cara al mar... llegamos a la orilla y me susurraste, "nademos un rato". Te contesté que no, que eran las 4 de la mañana y no era seguro, te me reiste en la cara. Caminaste hacía mi y volviste a abrazarme...
Corriste hacía el agua...
Por lo menos pude decirte lo que eras para mi y vos lo que yo era para vos... el recuerdo de nuestra amistad, es lo mejor que pudimos robarle al destino.
25/01/02... "en memoria de un inolvidable amigo"
4 Comments:
Oops... por un momento me olvide que estaba en el trabajo y que el lugar no da para ponerme a llorar... Inevitable...
Dificil opinar objetivamente si conozco parte de la historia...
Me quedo con una frase:
"Por lo menos pude decirte lo que eras para mi y vos lo que yo era para vos"... a veces no nos damos cuenta lo importante que es decir las cosas a tiempo y las palabras que mueren dentro nuestro suelen convertirse en cuentas pendientes...
¿El texto? un sensible, sencillo y sincero homenaje...
Besotes
Nati
no se puede decir nada esta vez.
me dolio, me duele.
todo nos hace crecer!
muy lindo se me llenaron los ojos de lagrimas
sin palabras...
me quede sin palabras...y con lagrimas de mas...
me toco bastante el texto...
muchas veces pasa de no llegar a decir las cosas a tiempo...y eso duele...bastante...
besos!
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