HIstoria de todos (Parte I)
Anibal Castañeda era su nombre. Tenía al rededor de 58 años por ése entonces. De profesión, oficinista. Divorciado, 2 hijas de 28 y 24 años. La mayor era veterinaria y la menor, desfilaba por universidades intentando rastrear su vocación.
Hasta ahí un poco de la vida monótona de todos los días, entrar a la oficina a las 9 de la mañana y retirarse de la mismas, al rededor de las 18, cuando el sol empezaba a bajar. La ofcina del Sr. Castañeda, estaba ubicada en la calle Cabrera al 4000, pleno barrio porteño de Almagro. el vivía en San Telmo, Piedras al 600, entre México y Chile.
Anibal, todos los días se tomaba el subte, hacia la respectiva convinación para llegar a su trabajo, cuando llegaba, apoyaba su portafólio en su escritorio color madera y comenzaba a redactar con su máquina de escribir. A las 12.35 pm, bajaba a almorzar al bar del Gallego Miguel y comía el plato del día. Subía al rededor de las 13.20 y seguía redactando, por donde había dejado su escritura. A las 17.50, llevaba su trabajo diario a la oficina de su jefe, un tipo demasiado estereotipado como jefe, pero que con él, era agradable. No se sabe si por hacer bien su trabajo o por sus 15 años en el cargo de la empresa.
Volvía a su escritorio, agarraba sus cosas, las ponia bajo su axila derecha y partia hacia su hogar. Al llegar a su casa, se pegana una ducha, se cambiaba la ropa de oficina y lo esperaba Eugenia, la mayor de sus hijas, con la comida casi lista, sólo un golpe de horno y a degustar el plato. Al terminar, se tomaba una grapa y se iba a acostar con su amiga la Spica.
Así, era un día común de nuestro amigo Anibal.
Un día al llegar a la oficina, le dan la noticia: "En su oficina lo espera su sucesor, en un año le saldrá la jubilación. Pero antes de irse, necesitamos que deje bien formado a quien se encargara de su trabajo".
Anibal no podía creerlo, necesitaba jubilarse, compartir más tiempo con sus hijas, tiempo para él... poder levantarse tarde, acostarse a dormir cuando le haga falta, ir de compras... todo lo que hace uno después de jubilado o cuando no tiene trabajo.
Pasó a su oficina y le conoció la cara a quien tenía que enseñarle su trabajo diario, a la persona que lo reemplazaría desde el 1° de enero del próximo año.
Esta historia, logicamente, continuará...
Hasta ahí un poco de la vida monótona de todos los días, entrar a la oficina a las 9 de la mañana y retirarse de la mismas, al rededor de las 18, cuando el sol empezaba a bajar. La ofcina del Sr. Castañeda, estaba ubicada en la calle Cabrera al 4000, pleno barrio porteño de Almagro. el vivía en San Telmo, Piedras al 600, entre México y Chile.
Anibal, todos los días se tomaba el subte, hacia la respectiva convinación para llegar a su trabajo, cuando llegaba, apoyaba su portafólio en su escritorio color madera y comenzaba a redactar con su máquina de escribir. A las 12.35 pm, bajaba a almorzar al bar del Gallego Miguel y comía el plato del día. Subía al rededor de las 13.20 y seguía redactando, por donde había dejado su escritura. A las 17.50, llevaba su trabajo diario a la oficina de su jefe, un tipo demasiado estereotipado como jefe, pero que con él, era agradable. No se sabe si por hacer bien su trabajo o por sus 15 años en el cargo de la empresa.
Volvía a su escritorio, agarraba sus cosas, las ponia bajo su axila derecha y partia hacia su hogar. Al llegar a su casa, se pegana una ducha, se cambiaba la ropa de oficina y lo esperaba Eugenia, la mayor de sus hijas, con la comida casi lista, sólo un golpe de horno y a degustar el plato. Al terminar, se tomaba una grapa y se iba a acostar con su amiga la Spica.
Así, era un día común de nuestro amigo Anibal.
Un día al llegar a la oficina, le dan la noticia: "En su oficina lo espera su sucesor, en un año le saldrá la jubilación. Pero antes de irse, necesitamos que deje bien formado a quien se encargara de su trabajo".
Anibal no podía creerlo, necesitaba jubilarse, compartir más tiempo con sus hijas, tiempo para él... poder levantarse tarde, acostarse a dormir cuando le haga falta, ir de compras... todo lo que hace uno después de jubilado o cuando no tiene trabajo.
Pasó a su oficina y le conoció la cara a quien tenía que enseñarle su trabajo diario, a la persona que lo reemplazaría desde el 1° de enero del próximo año.
Esta historia, logicamente, continuará...
3 Comments:
Cuñaaa!! como estas??
bueno...mucho no puedo decir de lo que escribiste...solo espero la segunda parte...pero de lo que si puedo hablar es de lo que escribiste en el blog de tu amigo...de verdad me gusto mucho! y ya sabes tambien que me encanta la mayoria de las cosas que escribis...asique voy a pasar mas seguido por aca tambien...jeje
te mando un beso!!
bye!
Yo no se por qué será que haces estas cosas... encima me adelantas la continuación para dejarme más intrigada (porque se que lo hiciste apróposito magooo)... pero pinta buena la historia...
En fin, será cuestión de esperar la segunda parte... veremos cuánto la haces desear...
Besotesss
Natu
me gusto la facilidad de las acciones para visualizarse y la simpleza de la narracion. no tiene casi metaforas pero esta muy bien construida la linea de sucesos.
i like it.
te dije q iba a firmar
yo no le fallo a los q quiero.
ser:.
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