Con vos y sin voz

Tinta china sobre el papel,
es la hora de la siesta y ella se arrima otra vez.
Lindas melodías para tararear,
es la hora de jugar al amor, de desvestir el corazón.

Pero la cama no llama,
las llamas se apagan,
las cenizas ya se han ido,
el guerrero en mí está dormido.

Y el papel pidiendo a gritos,
ese rito perfecto y azarozo que es relatar,
casi sin pensar, por sólo intuir,
las cosas por pasar, las cosas por venir.

Y la tinta negra que se escurre por las arterias,
diciendo lo que los diablos callan,
se agolpan, se encallan y mueren al final,
para dar cabida a una nueva canción.

Canción naciente,
tejo un nido dentro de mi dientes.
Para parir, para decir,
lo que no sabría jamás pedir.

Puede ser obra de lo inconsciente,
maniobra de algún ángel,
hechizo de algunas brujas,
pero nada deshizo mi semblante.