Volviendo al principio del principio
7 de mayo. Borracho... apoyando el cenicero en el cigarrillo. Mirando. Sin saber muy bien a donde, pero sí a quién. Ella acompañada sentada a una mesa de amigos. Yo sólo, con un gin tonic bajo el brazo y un mareo difícil de simular. Ella riendo, hablando, mirando de reojo, simulando no verme. Entro en el juego y mis ojos sacan a bailar a los suyos por primera vez. Escribo en el vidrio empañado de la mesa que la necesito. Pienso que me gustaría estar acá con ella en otras circunstancias, que no es con esta gente con la que quiero compartir éste trago regalado.
Me levanto y enfilo para el baño. Ella me mira, siento su mirada en mi nuca. Salgo del baño y le clavo mis ojos marrones en los suyos y en la oscuridad me doy cuenta que sus ojos son claros. Paradójico. Sonríe. Yo también.
Creo que la merezco y ella a mi. Pero me tengo que ir. El chupi no me jugo una buena noche y tengo que irme para no empezar a vomitar palabras en vano. No con ella. No puedo hacerle ese juego sucio que antes acostumbraba. Ella es más que esas mujeres que pueden encontrarse en los bares que frecuentamos nosotros, los de traje gris y mirada pérdida.
El alcohol me deja en boxes, calentando motores, afinando la puntería. Vos allá, conmigo allá. Pero en destinos opuestos, por lo menos ésta noche. Tómo el último trago de la noche, pasa como agua y levantarme cuesta más de la cuenta. Le hablo y le digo que me voy. Veo en su mirada un hilo de comprensión, pero las ganas de que me quedo, aunque sea en éste estado terrorífico, se ve en su retina. Ignoro sus ojos. Le sonrío y espero que llegue bien a su casa.
Dedicado a la musa rescatada de ese bar...
Me levanto y enfilo para el baño. Ella me mira, siento su mirada en mi nuca. Salgo del baño y le clavo mis ojos marrones en los suyos y en la oscuridad me doy cuenta que sus ojos son claros. Paradójico. Sonríe. Yo también.
Creo que la merezco y ella a mi. Pero me tengo que ir. El chupi no me jugo una buena noche y tengo que irme para no empezar a vomitar palabras en vano. No con ella. No puedo hacerle ese juego sucio que antes acostumbraba. Ella es más que esas mujeres que pueden encontrarse en los bares que frecuentamos nosotros, los de traje gris y mirada pérdida.
El alcohol me deja en boxes, calentando motores, afinando la puntería. Vos allá, conmigo allá. Pero en destinos opuestos, por lo menos ésta noche. Tómo el último trago de la noche, pasa como agua y levantarme cuesta más de la cuenta. Le hablo y le digo que me voy. Veo en su mirada un hilo de comprensión, pero las ganas de que me quedo, aunque sea en éste estado terrorífico, se ve en su retina. Ignoro sus ojos. Le sonrío y espero que llegue bien a su casa.
Dedicado a la musa rescatada de ese bar...
4 Comments:
Hoy cuando me fui, me olvidé de decirte que hacía mucho que no actualizabas el blog... a veces parece que me leyeras la mente...
Si me preguntaras si me gustó... te contestaría "Sííííííííí"... y sabrías adivinar cada uno de mis gestos al leer tu texto, ¿o no?
La historia me hace acordar a una que conozco (sí, va a ser larga la firma, asíque al que no le interesa que no la lea)...
Ella estaba sentada en un bar desconocido, rodeada de caras extrañas que cada tanto se acercaban a hablarle... Miraba, nada en particular, más bien la situación en general...¿cómo había llegado ahí? no lo sabía, tal vez arrastrada por un extraño e inocente viento que sopló esa noche...
Pero ahí estaba. Cada tanto lo miraba, sus ojos estaban brillantes y lo seguían con cariño. Él parecía feliz, rodeado de su entorno más íntimo, ella no tenía nada que hacer en el medio; sin embargo él no le perdió rastro ni un momento...ni siquiera cuando se perdió en su mundo poético o cuando su borrachera lo obligó a levantarse como podía e irse...
Una sola vez en toda la noche fijó en ella su mirada, no fueron más que segundos, pero le alcanzaron para prometerle el mundo que esa noche no le podía dar... no estaba en condiciones, no era el momento ni el lugar...
El destino que los había unido, aún los mantenía separados y sería otra quien lo espere esa noche en su cama... pero tal vez, sin quererlo ni proponerselo había conseguido hacerse un lugar en su almohada.
lo que habia dicho era que bien descripto estaba este texto y que bueno saber que entre tanta cosa burda hay cosas asi todavia pasando entre la gente.
un abrazo
Me parece que la musa te ha rescatado a ti ¿o no?
què lindo.
cargada. intenso.
historias ...
grandes saludos
pasaba ..
v
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