martes, febrero 28, 2006

que es ser poeta?

que es ser poeta?
hacer trasnochar mi mente y que cree una puta frase que valga la pena?
ser algo por alguien?
escribir por alguien?
o simplemente escribir por placer?
digamos que para muchisimas de éstas preguntas, no tengo respuesta... como en tantas otras cosas.
supongo que ser poeta va mucho más allá de todas esas preguntas, que hoy, no tienen respuestas... a lo mejor pasado mañana a la noche, cuando me encuentre en mi cuarto y el ruidito del lápiz de mina, le encuentre sentido a ésto que hago desde hace mucho tiempo.
ésto de ser poeta es muy egoista... hay que quedarse solo, pero es preferible.
digamos que ser poeta, es un buen pasatiempo... uno de los más antiguos.
por que no una profesión?
sí eso es... una profesion, la poesía es uan profesion que cada uno hace a su estilo...
los arquitectos al hacer las casas, hacen sus poesías.
los periodistas al hacer las notas, también.
Van Gogh lo hacía con sus cuadros...

¿pero por que cuesta tanto mirar las obras a los ojos?

viernes, febrero 24, 2006

Nuestra caja de zapatos

Él estaba tirado en la cama, posiblemente estudiando sus ojos; como lo hacía habitualmente y como hace casí un año acostumbra a hacerlo todos los días.
Posiblemente él también estuviera pensado que ésto iba a suceder... digo, la cataratas de palabras luego de que sus ojos se cruzacen, por enésima vez, con los suyos.
-Yo tengo una caja que cuenta una historia de amor, le dijo riéndosé.
-Yo también, contestó ella.
Se levantó de la cama, abrio una puerta debajo del escritorio donde está la TV y al borde de su cama, y sacó una caja que tranquilamente podía ser de zapatos. La caja era de color madera, bien armada, fuerte y resistente, como muchas veces es ella.
Con sus dos manos la sostuvo, luego sacó su mano derecha y cerró la puerta que quedaba debajo del escritorio donde está la TV y al borde de su cama. Volvió a agarrar la caja con las dos manos, -la cuidaba como un tesoro- y se la dió.
Sintió que era algo importante; la agarró con las dos manos y la abrió. Miró dentro de la caja. Había: pasajes de tren, pasajes de colectivos -corta y larga distancia- papeles de bombones, chocolates y demás cosas dulces y tiernas. Pero lo fuerte estaba debajo de todo eso. Vió muchas hojas. La miró, ella lo miró y comenzó a agarrar cada papel y cada papel era una historia por demás conocida tanto para él, como también para ella.
En ese cuarto, tan particular, eran él, ella y su tesoro... esa caja de color madera que contó una de las historias más lindas que muchos de ustedes puedan llegar a imaginar, que muchos de ustedes puedan llegar a leer. Esa historía que muchos poetas y otros tantos escritores no se animaron a contar, por que la perfección de la obra asustaba hasta a el más optimista.
Ojalá que cada uno encuentre esa caja color madera, ojalá que cada uno se aníme a abrirla y disfrutar lo que dentro de ella tiene para ofrecer.
Por suerte, yo ayer la encontré...