martes, septiembre 27, 2005

Si estoy con vos

Si estoy con vos, no importa que el cielo se caiga, mucho menos que la noche se convierta en día. Si estoy con vos, no me importan las agujas del reloj, ni los días, ni las semanas, ni los meses y mucho, pero mucho menos los años. Si estoy con vos, siento que el invierno, no es más invierno y se transforma en una primavera, en la que corremos los dos de la mano de cara al sol. Si estoy con vos llega el alivio junto con tu voz, y si no estás -como pocas veces- trato de recordar el timbre la voz que me hace felíz, la voz que me alivia el alma. Si estoy con vos, estoy en nuestro limbo, no importa el lugar, ni siquiera el cómo y el cuándo... es lo que somos al estar juntos lo que nos transporta a ese lugar. Si estoy con vos, me imagino un futuro juntos... la ilusión de llegar con las canas en la cabeza y tratar de entender como no te conocí antes... como llegaste tan después...? ni siquiera tarde. Si estoy con vos, y duermo con vos... me despierto como si nunca hubiera amado, con los nervios de verte al lado mio, con los ojos cerrados, durmiendo como un ángel. Cuando estoy con vos, es como si me hubieran metido en un tunel sin luz, y vos sos la luz, que me ayuda a escapar, a correr, a salir y con vos llega la ilusión. La ilusión de que estas acá, conmigo y eso es lo único que me importa hoy por hoy, ni los amigos, ni los enemigos, ni las charlas, ni los silencios, ni el sol, ni las tormentas. Solo vos. Todo ésto, y mucho más, me pasa... Si estoy con vos.

martes, septiembre 20, 2005

Imaginación

Hoy desperté con la certeza de que sos mia, aunque no estés acá... en ésta cama de sábanas oscuras, que todavía tienen ese perfume que me revuelca por todo tu cuerpo. No estás acá, pero es tu perfume el que me hace trasladarte en cuerpo y alma... y te imagino ahí, a los pies de mi cama, susurrandome un "te amo", escribiendo con tus dedos caricias, mirandome con "tus ojos de yo no fuí".
Ya no sé como hacer para que éstos días parezcan menos, para que las agujas den la vuelta más rápido, para que los días sean más cortos... pero sin vos, son más largos que cruzar el mismísimo desierto sin una gota de agua. Todo es gris, todo es oscuro... no encuentro un sentido y trato de imaginarte acá, a mi lado... y apareces y desapareces como arte de mágia.
Ahora estás acá... parada junto a mi escritorio, vestida de fiesta, con el pelo recogido e invitandome a besarte. Y juro que no se como seguir, ahora sí que no se como dar ese paso. Y estás acá y esperas a que lo dé y no puedo hacerlo... mejor espero hasta la noche, tal vez sepa que hacer cuando te tenga en frente, de verdad.

martes, septiembre 13, 2005

Palabras

Desde que nos separamos ese fin de año -el último-, nada volvió a ser igual. Vos seguiste tu camino, yo el mio... eramos totalmente distintos en cuanto a buscar un futuro. Vos necesitabas que la gente te viera y yo necesitaba, contar que era lo que vos hacías.
Los primeros dos años, intentamos seguir esa rutina salvaje, a la que estábamos acostumbrados desde hace ya 10 años. Pero las ganas nos jugaban una mala pasada y las obligaciones empezaron a sacarnos tiempo, a los dos.
Vos comenzaste a estudiar arte en la UBA, yo periodismo en la Kennedy... los horarios no eran como antes. Yo curzaba de mañana y vos de tarde, para la noche... estabamos arruinados y sin ganas de salir a charlar.
Las nuevas amistades empezaron a tejer un futuro raro para los dos... cuando nos veíamos me contabas de Juan y Marcos; y yo de Fernando y Flavia. Celos, inevitablemente. Vos contando anécdotas de gente que no ubicaba y yo estaba en la misma.
Recuerdo que nunca te había dicho lo importante que eras en mi vida y quién eras en mi vida, pero hubo un día que sí lo hicimos. Fue el 24 de enero a la madrugada, ¿te acordás?... como no te vas acordar...
Estabamos en Gessel, en la terraza del departamento que habiamos alquilado con tu viejo... esa noche, después de varias birras encima... nos miramos a los ojos y desnudamos el corazón.
Te miré y te dije: te quiero como a un hermano, sos muy importante y todos éstos años juntos, nadie me los va a sacar de la memoria y menos de la retina.
Vos me contestastes "que era una de las personas que más admirabas, que nada ni nadie podía ocupar el lugar que yo ocupaba"... te contesté un "gracias por lo que me decís" y nos dimos un abrazo que todavía lo siento. Sí, nos abrazamos fuerte, como imaginando que algo de todo eso podía arrebatarse en cuestión de segundos.
Bajamos de la terraza y empezamos a caminar por la 49, rumbo a la playa... caminamos dos cuadras de cara al mar... llegamos a la orilla y me susurraste, "nademos un rato". Te contesté que no, que eran las 4 de la mañana y no era seguro, te me reiste en la cara. Caminaste hacía mi y volviste a abrazarme...
Corriste hacía el agua...
Por lo menos pude decirte lo que eras para mi y vos lo que yo era para vos... el recuerdo de nuestra amistad, es lo mejor que pudimos robarle al destino.

25/01/02... "en memoria de un inolvidable amigo"